Costruyendo Juntos...

Costruyendo Juntos...

Quienes Somos?

Ministerio Asecap
santiago, Chile

Somos Ministerio Asecap. Hasta hace un tiempo, eramos un ministerio de asesoría y capacitación para la iglesia, en términos profesionales. Desde este escenario, veniamos trabajando y pretendiamos seguir haciendolo si Dios así lo permitía. No obstante, DIOS NO LO PERMITIÓ.

Somos un ministerio conformado por profesionales cristianos en distintas areas de acción, dentro de las cuales se encuentran Psicología y Educación Física. En el temor de Dios pretendimos siempre educar, aportar y ayudar al creciemiento espiritual y práctico de la iglesia. Sin embargo, las cosas en la actualidad han cambiado, Dios en su misericordia ha hablado a nuestros corazones, mostrandonos verdades relevantes en torno al evangelio que él desea que se predique.

Actualmente, la iglesia o al menos lo que se conoce como iglesia, ha entrado en un periodo lamentable, trágico y peligroso. Dios en su bondad y amor nos ha mostrado cuáles son los tiempos que estamos viviendo: Tiempos de apostasía.

Nuestro trabajo siempre se caracterizo por el temor que Dios ha puesto en nuestros corazones y no podemos ser ajenos a esta realidad. Por tanto estamos dispuestos, como ministerio, a pelear ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos y a denunciar públicamente las mentiras de Sátanas.

Esperamos sinceramente, a través de este blog, ser una bendición para tu vida y seguir aportando al crecimiento y desarrollo de la iglesia, pero ésta vez, desde un nuevo escenario, desde una nueva óptica y parados firmemente en la verdad que es Cristo Jesús y su palabra que jamás ha cambiado.

Sean muy bendecidos...




jueves, 7 de mayo de 2009

La adoración que Dios acepta


“Como con médula y grosura está saciada mi alma; y con labios jubilosos te alaba mi boca. Cuando en mi lecho me acuerdo de ti, en ti medito durante las vigilias de la noche”.

Salmos 63:5-6


La "rebeldía" que existe dentro del pueblo cristiano ha matado el espíritu de adoración en muchas iglesias. Cuando se tiene la idea de que los actos supuestamente correctos dentro de la adoración deben estar libres del interés propio, entonces la adoración, que es uno de los más sublimes actos morales que un ser humano puede mostrar, se concibe simplemente como un deber; y cuando la adoración se reduce a un deber, deja de existir. Uno de los más grandes enemigos de la adoración en nuestras iglesias es nuestra propia virtud mal dirigida. Tenemos la vaga idea de que buscando nuestro propio placer es pecado y por eso la virtud en sí misma aprisiona el deseo de nuestro corazón y asfixia el espíritu de la adoración. ¿Para qué es la adoración? ¿Acaso no es nuestra jubilosa fiesta en el banquete de la gloria de Dios?

La adoración es un sentimiento interno y una acción externa que refleja la excelencia de Dios; y el sentimiento interno es la esencia de nuestra adoración.

Jesús dijo: "Este pueblo de labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, en vano me adoran”.

La adoración es vana, vacía, nada, cuando el corazón está insensible; y creo que es posible describir la experiencia del corazón en la adoración. En general, hay tres maneras como el corazón puede responder en adoración a Dios, y usualmente se pueden sobreponer y co-existir.


1) El corazón puede deleitarse en las riquezas de la gloria de Dios

“Como con médula y grosura está saciada mi alma; y con labios jubilosos te alaba mi boca. Cuando en mi lecho me acuerdo de ti, en ti medito durante las vigilias de la noche.” (Salmos 63:5-6)


2) El corazón puede anhelar que ese deleite sea más profundo, más intenso y más consistente. “Como el ciervo anhela las corrientes de agua, así suspira por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios viviente; ¿cuándo vendré y me presentaré delante de Dios?” (Salmos 42:1-2)


3) El corazón puede arrepentirse con dolor cuando no siente el deleite en Dios, ni el anhelo de deleitarse en Dios. “Cuando mi corazón se llenó de amargura, y en mi interior sentía punzadas, entonces era yo torpe y sin entendimiento; era como una bestia delante de ti.” (Salmos 73:21-22)


Por tanto, si no sientes deleite en las riquezas de la gloria de Dios, ni el anhelo de ver y conocer mejor a Dios, ni sientes dolor que tu anhelo y deleite sean tan pobres y escasos, entonces no estás adorando. ¿Acaso no es claro que una persona que piensa como una virtud vencer el interés propio y que piensa que es un vicio buscar nuestro propio placer, difícilmente tendrá la capacidad para adorar? Porque la adoración es la muestra de amor más clara de la vida y no debe ser arruinada por el mínimo pensamiento de desinterés.


El gran impedimento para la adoración no es que somos personas buscadoras de placer, sino que estamos dispuestos a conformarnos con placeres que dan lástima.


Jeremías lo pone de esta manera: “¿Ha cambiado alguna nación sus dioses, aunque ésos no son dioses? Pues mi pueblo ha cambiado su gloria por lo que no aprovecha. Espantaos, oh cielos, por esto, y temblad, quedad en extremo desolados—declara el SEÑOR. Porque dos males ha hecho mi pueblo: me han abandonado a mí, fuente de aguas vivas, y han cavado para sí cisternas, cisternas agrietadas que no retienen el agua”. (Jeremías 2:11-13)


La gran barrera que impide a uno alabar a Dios no es que siempre buscamos nuestra propia satisfacción, sino que nuestra búsqueda es tan débil y sin entusiasmo que nos conformamos con cisternas rotas cuando hay una fuente a la vuelta de la esquina.


Si preguntamos a 20 buenos hombres supuestamente correctos de hoy día ¿ que consideras como la mayor virtud del ser humano ? estoy segura que, 19 responderían, la abnegación y el desinterés propio. Pero si preguntamos a casi cualquiera de los grandes cristianos de la antigüedad nos responderían, "amor". ¿ que ha pasado? Un término con carga positiva como son la abnegación, el sacrificio, el desinteres propio, ha sido sustituido por un concepto negativo de este mismo que sugiere principalmente, no el asegurar el bien de los demás, sino el poder vivir nosotros sin ese bien, como si la abstinencia sin felicidad fuese lo importante. No pienso que esta sea la virtud del amor cristiano.


El Nuevo Testamento nos habla mucho sobre el negarse a sí mismo, pero no como un fin en sí. Se nos dice que tenemos que negarnos a nosotros mismos y tomar nuestra cruz, para poder seguir a Jesús; y casi cada descripción de lo que finalmente encontramos si así hacemos, contiene y apela al deseo. Si en muchas mentes modernas está la noción de que desear nuestro propio bien y sinceramente tener la esperanza de regocijo en este placer es malo, sostengo que esta idea se ha arrastrado sigilosamente de Kant y todos aquellos filosofos y no es parte de la fe cristiana.


Más aún, si consideramos las grandes promesas de recompensa y la asombrosa naturaleza de estas recompensas prometidas en el evangelio, parecería que nuestro Señor Jesucristo encuentra nuestros deseos, no demasiado fuertes, sino demasiado débiles. Ahora solo somos criaturas sin entusiasmo jugueteando con alcohol y sexo cuando se nos ofrece gozo eterno, como cuando un niño ignorante quiere jugar con el barro de la calle, porque no imagina que se le ofrece unas divertidas vacaciones en la playa. Somos criaturas muy fáciles de complacer.

¿No es así? Nuestro deseo de felicidad es muy débil. Nos hemos conformado con una casa, con una familia, con algunos amigos, un trabajo, una televisión, microondas y PC, poder salir algunas noches a comer y tomar vacaciones todos los años. Nos hemos acostumbrado a placeres tan pequeños, sin emoción, a corto plazo, inadecuados que nuestra capacidad de gozarnos se ha entristecido, y por eso nuestra adoración ha marchitado.

Pero tengo un sueño para nuestra iglesia, y lo que la adoración podría ser si todos en ella fueran sedientos y sinceros cristianos. Yo sueño una hora cada semana, una hora totalmente diferente a las demás horas, es una cita cada semana con el Dios viviente. Un cuarto lleno de personas que desde el fondo de sus corazones dicen: “Cuando estaba en el desierto de Judá. Oh Dios, tú eres mi Dios; te buscaré con afán. Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela cual tierra seca y árida donde no hay agua.” (Salmos 63:1)

Sueño con una reunión de personas que aman la conversación de amistades cristianas, pero que por amor a esa misma conversación, la abandonan por una hora y durante el sonido del piano se inclinan en oración sincera para que el Espíritu de Dios descienda sobre nuestra adoración y sacuda este lugar con su poder. Sueño con familias cristianas reunidas el domingo en la mañana genuinamente felices en Dios, como familias que están en su primer día de vacaciones, o alrededor del árbol de navidad viendo como sus hijos abren los regalos. Corazones libres para gozarse, libres para decir “¡AMÉN!” cuando el ministerio de adoración nos lleva a Dios, o cuando las alabanzas solo entronan al Rey de Reyes, o cuando los predicadores hablan alguna verdad incomparable del evangelio. Yo sueño una hora juntos, donde el rencor se desvanece y las viejas heridas irritadas se sanan con el calor del gozo en el Señor. Una hora donde los hermanos en aflicción absorben el poder y la fuerza del Señor para volver a trabajar renovados y fuertes para el lunes. Sueño con personas reunidas, hambrientas por escuchar la Palabra de Dios, y para hacer ruidos de júbilo al Dios de su salvación con cantos, órganos, piano y trompetas, y flautas, cuerdas, címbalos y voces como lo dice su palabra. Yo sueño una vez a la semana con ustedes, donde nos encontremos con Dios , juntos en tan real y evidente manera de adoración y honra a Dios que las visitas entren y digan: “¡Ciertamente Dios está en este lugar!”

creo que no es solo un sueño. Es la voluntad de Dios para con nosotros. Hay iglesias carismáticas muertas e iglesias muy ecumenicas vivas. La forma es sólo el camino para mantenernos a todos en la misma dirección; que la máquina de la adoración corra como una bala recien disparada, o que se detenga fríamente antes del disparo, depende de si somos "hijos adoradores de Dios" o no.

Entonces ¿Qué podemos hacer para realizar este sueño en nuestra iglesia? Dos cosas: Una intelectual, la otra emocional. Tendremos que convencernos intelectualmente que las restricciones contra "el correcto cristiano"no son válidas, y tendremos que despertar nuevas y poderosas emociones espirituales en nuestros corazones para Dios.

Hermanos y hermanas, ¡por favor no dejen que esto les pase! No dejen que su cristiandad sea la procesadora de leyes generales doctrinales a partir de una colección de hechos bíblicos. No dejen que su primer amor se enfríe. No dejen que su admiración y asombro muera. No dejen que el paisaje, la poesía y la música de la relación con Dios se marchiten y ya no signifique nada. Ustedes tienen una capacidad para regocijarse, la cual apenas conocen. Dios la sacará a relucir. Abran sus ojos a la gloria de Dios, está alrededor de ustedes. “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos.” la creación habla la grandesa de Dios.

Dios despertará sus corazones si se lo piden y lo buscan como a un tesoro escondido.

No hay comentarios: